martes, 25 de octubre de 2016

UNA VALORACIÓN AMBIENTAL DE LA TRANSFORMACIÓN DEL TERRITORIO: LA PÉRDIDA DE CONECTIVIDAD Y LA FRAGMENTACIÓN

Uno de los aspectos más trascendentes de la degradación a causa del desarrollo, es la fragmentación del medio natural y la pérdida de conectividad ecológica.  La ordenación del territorio permite que el encuentro entre la protección de los espacios protegidos y la transformación del medio genere abruptas fronteras.


Transición brusca entre un sistema natural (pinar en el entorno de Doñana) y cultivos en invernadero en la costa de Huelva.


 Las consecuencias negativas de esta fragmentación y pérdida de conectividad se valoran en los  instrumentos de ordenación  con un enfoque paisajístico que ignora aspectos ecológicos fundamentales. Para ello se definen y crean "corredores ecológicos", se habla de preservar "bosques islas", refugios de la vegetación natural como herrizas o setos entre cultivos y otros enclaves.   
En este sentido, el ecólogo Margalef mostraba su  preocupación por que la antigua matriz de medios naturales quedará reducida a islas o islotes, fragmentada en una nueva matriz agrourbana. Interpretaba que estos cambios eran equivalentes  a un proceso de mezcla homogeneizadora a gran escala, con pérdida de la diversidad del conjunto de la Biosfera.
En esta imagen de Google Earth podemos observar un espacio de campiña que conserva    usos tradicionales como la dehesa o cultivos de secano junto a nuevos cultivos.
La ubicación se encuentra en los alrededores del Domen de Soto en Niebla (Huelva).

A la derecha hay cítricos, un cultivo reciente e intensivo de regadío que se extiende en esta zona.  Sobre el río Candón que transcurre orientado  de norte a sur,  hay bosque de galería de fresno y olmo, a la derecha dehesas de encinas  y algunos cultivos de cereal, también hay enclaves forestales y olivos en regadío al norte.

A pesar del detalle de la imagen invito a entrar en la aplicación y acercarse aún más, incluso  con  Street View  siguiendo el camino desde el sur sobre la autovia A-49. Nos descrubre la existencia de setos o bosquetes lineales de acebuche con porte arbóreo a los lados del camino en algunos tramos, en los linderos de las fincas, junto a pequeñas vaguadas o arroyos.

En definitiva, resulta difícil preservar espacios naturales cuando se encuentran intercalados entre zonas que producen una elevada perturbación o desorganización del sistema exterior. Si además la evaluación de impacto desprecia está afección al hacer una  valoración simplista o  paisajista, los resultados no se ajustan a las premisas ambientales, por lo que las medidas protectoras suponen un esfuerzo inútil.
Los cambios actuales producidos sobre los espacios agrícolas tradicionales  son un caso de profunda perturbación sistémica. Paradójicamente algunas de estas transformaciones no pasarán siquiera evaluación ambiental, se trataría de la modernización de las explotaciones agrícolas tradicionales que forman parte de una intensificación ya admitida, es decir, no suponen para la administración un cambio de uso, es el caso general. La normativa solo contempla la afección ambiental cuando se produce la  transformación  en una gran superficie.
Aunque en otro nivel, parecido ocurre con las explotaciones ganaderas y cinegéticas asociadas a pastos en terrenos forestales. Cerramientos de fincas, laboreos del suelo y las elevadas y abusivas  cargas ganaderas que soportan no tienen antecedentes históricos, incluso en los cotos de caza mayor sin ganadería declarada,  en donde se rebasan los límites admisibles debido a una planificación que antepone producción cinegética a criterios de mantenimiento del sistema ecológico.

Referencias bibliográficas:

Margalef, R. 1991. Teoría de los sistemas ecológicos. Publicacions de la 
Universitat de Barcelona, Barcelona, España. 290 pp.


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