domingo, 29 de junio de 2025

El LAMENTO POR DOÑANA

 

La problemática de los regadíos del entorno de Doñana reaparece continuamente en los medios de forma simplificada y contradictoria a consecuencia de las disputas políticas dentro del contexto de la pertinaz y crónica sequía.

Antigua transformación de un terreno forestal en Almonte

La sobreexplotación del acuífero y otros reconocidos abusos que degradan los ecosistemas de Doñana tienen un recorrido tan lejano como el reconocimiento del patrimonio natural del Parque, por la complacencia de los gobernantes de cualquiera de las administraciones públicas competentes ante los actores económicos.

En las siguientes líneas expongo la problemática centrada en el regadío y ligado con el llamado acuífero de Doñana o Sistema Almonte-Marismas (antes conocido como Sistema Acuífero n.º 27 por el IGME) que abarca desde la ría del Tinto hasta el Guadalquivir. Unidad natural posteriormente segregada siguiendo la divisoria entre las cuencas del Guadalquivir y la del Tinto, o lo que es lo mismo, entre las competencias de las administraciones estatal (Ministerio de Transición Ecológica)  y autonómica (Junta de Andalucía).

CRONOLOGÍA DE ACONTECIMIENTOS:

1.- Comienzan los regadíos.

La etapa final de franquismo, marcada por una política calificada de desarrollista, impulsó el regadío en amplias zonas del territorio. Uno de estos proyectos sería el Plan Almonte-Marismas, ubicado  en zonas aledañas al Parque Nacional y frustrado a causa de los datos incorrectos de la FAO sobre la capacidad de explotación del Sistema Acuífero n.º 27 (a partir de ahora Acuífero de Doñana) totalmente rebatidos por un estudio posterior realizado por el IGME en la década de los 80. El Instituto Geológico y Minero advirtió de la escasa capacidad de explotación del acuífero que ya en ese momento (en el que el boom de la fresa solo había hecho comenzar) podía considerarse sobreexplotado con señales en algunos pozos de cierta intrusión marina (salinización en lugares cercanos a la costa como Mazagón), así como bajada del nivel piezométrico histórico en la zona oriental (Almonte) colindante al Parque Nacional.

Sondeo para abrir un pozo ilegalmente en el monte público de Almonte

Unos años antes había llegado un nuevo híbrido americano de la fresa que se conocerá como fresón(1), siendo éste el primero de los cultivos de “berries” creados en la rica California para proveer a los mercados del nuevo lujo de disponer en invierno de estos frutos delicados propios del verano. Ya estaba también al alcance de los europeos el capricho de consumir fresones fuera de temporada gracias a una forma de producción agrícola novedosa, consistente en adelantar la primavera a una plántula cultivada en lugares fríos (norte de España), trasladándola a un territorio de invierno cálido como era el caso del litoral de Huelva.

Cultivo hidropónico  moderno del fresón

Sin usar aún invernaderos se consiguió adelantar a marzo una producción que gozará de  total exclusividad en el mercado hasta que en junio se produce la fresa  en Europa, y sin posible competencia de otros continentes del hemisferio sur debido a lo delicado y perecedero del fruto. Una elevada rentabilidad que aún podría incrementarse forzando más el cultivo, adelantando la producción hasta principios del invierno y llevando el cierre de campaña a finales de mayo cuando los precios se moderan por la competencia europea, precisamente en el momento en que sin forzar la fresa está en su sazón.

Curiosamente, mientras aquel Plan no pudo ejecutarse por insostenible, la desordenada expansión posterior del regadío será posible ante la total falta de planificación. El  “milagro”, contó con la necesaria complicidad de todas las administraciones públicas con competencia en ordenación del territorio, agricultura o agua; también este desarrollo ha sido alentado por todo tipo de actores públicos y privados, como el sector financiero, sindicatos y otros organismos. Si ahora hay lamentos por las consecuencias sobre Doñana, ninguna de las administraciones puede hacer responsables a los agricultores apoyados por ellas en toda su actividad.

2.- Las Malvinas

Durante la primavera de 1982, la dictadura militar argentina ocupa el territorio de las islas Malvinas de soberanía británica. Por analogía se denominó “Las Malvinas” a una zona del municipio de Moguer en la que, por aquellas fechas, comenzarían las ocupaciones del monte público municipal del Catálogo de Utilidad Pública  “Ordenados de Moguer”. Simplemente, cualquiera tomaba una parcela de un terreno ideal, llano, fácil de trabajar y con agua a poca más de un metro de profundidad; aunque aquellos pioneros no disponían de la importante inversión necesaria, no tuvieron problemas gracias a los créditos de cajas y bancos que vieron la alta rentabilidad del cultivo.

Transformación de un terreno forestal para cultivo de berrries en Moguer. El cultivo requiere de la nivelación del terreno, cosa fácil en suelos arenosos.

El origen fue algo tan aparentemente intrascendente como el consentimiento para el aprovechamiento agrícola de algunos terrenos industriales del término de Palos de Frontera, que formaban parte del Polo Químico cuya titularidad era estatal (SEPES). Nadie vio inconveniente en que unos pocos pobres agricultores pudieran salir adelante con el uso temporal de un terreno público e industrial, no obstante ya antes se habían concedido tierras estatales en el entorno (Coto de su Excelencia); pero, los altos ingresos obtenidos con el cultivo del fresón, motivarían que otros lo intentarán en el colindante monte público del municipio vecino, justo donde comienza el extenso pinar que lleva a Doñana.  Una vez se toleró el primero, dadas las facilidades y rendimientos, vendría otro a imitarlo y otro… Aunque se estaban cometiendo infracciones, ninguna administración corregiría el frenesí creado ante la expectativa de riqueza,  jugando de forma frívola con la legalidad.

En tan solo unos pocos de años serán miles de hectáreas en Moguer, Bonares, Lucena del Pueto, Rociana o Almonte; repitiéndose una y otra vez las ocupaciones de montes públicos, además de las transformación de muchos terrenos forestales o agrícolas de secano con la extracción de agua del acuífero.

Las Malvinas. Esta llanura arenosa que se extiende al este hasta Doñana era todo pinar hasta principios de la década de los 80 del pasado siglo.


En otras circunstancias la burbuja se habría desinflado por saturación del mercado; pero no fue el caso, al aparecer otras alternativas aún más rentables como el arándano, la superficie se extendió por otras zonas del litoral onubense como Cartaya o Lepe, fuera del área que nos ocupa2.


Imágenes PNOA comparativas en el visor del IGN el sur del término de Moguer.  Muestran la transformación del territorio en un plazo de unos 20 años  desde los inicios de las ocupaciones del monte público. En la parte inferior se encuentra  la cabecera del arroyo Madre del Avitor que vierte a la laguna endorreica de Las Madres.

3.- Evolución de las transformaciones

A finales del pasado siglo, ya se habían producido la gran mayoría de las transformaciones actuales del entorno de Doñana. En menos de una década, la mayor parte de la ocupación del espacio forestal siguiendo el típico modelo de mancha de aceite. Aun se realizaba un cultivo similar al de la fresa tradicional: plantación invernal y producción en primavera y verano; esta última producción destinada parcialmente a la industria. Es en este momento cuando el IGME pone en evidencia la sobreexplotación del acuífero y los riesgos de contaminación por fertilizantes y otros agroquímicos que acabaría en el acuífero por la percolación en el suelo arenoso.


Imagen del año 1973 de parte de la zona de recarga del acuífero de Doñana. Términos de Palos de la Frontera y Moguer. A la izquierda se encuentra el Polo Químico


Evolución en el año 2013 del mismo territorio. Entonces delimitado al norte y sur por los humedales protegidos: Estero de Domingo Rubio y Laguna de Las Madres. 

En esta primera fase no hay invernaderos, en todo caso se usó el microtunel y  acolchado de plástico para evitar las malas hierbas. Con el tiempo se aportaron limos de las canteras cercanas a las arenas  para dar consistencia a los caballones  y aumentar la retención del agua, lo que supone una irreversible alteración del suelo con consecuencias hidrológicas importantes al ser esta zona la del acuífero abierto, es decir, la de recarga natural del acuífero.

En una segunda fase, a comienzo de la década de los 90, mientras que se ralentizó el incremento de la superficie forestal transformada, el cultivo se llevó a las más altas cotas de intensificación buscando los altos precios invernales. Los primeros intentos se encontraron con la pudrición de los frutos por botritis asociada a la humedad invernal, lo que llevó a esterilizar el suelo con bromuro de metilo, un producto CFC prohibido  por el protocolo de Montreal de 1987, ratificado por España en 1989. La solución final será el cultivo en invernaderos.

Una moratoria (decían que “no había alternativa”) hará que la prohibición del bromuro de metilo no se hiciese efectiva hasta 2005 con la consecuencia indirecta de la muerte de muchas líneas de pinos del monte público que aún se habían respetado entre lindes o cerca de las carreteras, esto expandirá aún más la transformación a costa del monte público. Al llegar el verano, en el paisaje despejado aparecieron nubes de arena como claro presagio del movimiento dunar. Hubo algunos intentos de evitarlo como cortavientos de casuarina y baldeo con  aspersores, serán una solución temporal y breve, pronto se colocaron los cultivos bajo invernaderos permanentes y se introducen los cultivos leñosos no anuales de suelos húmedos (arándano, mora y frambuesa).

El baldeo de caminos continuará, lo que supone en definitiva un exceso de consumo de agua,  para  evitar que el tractor levante la arena que ensucia la delicada fruta que lleva en el remolque (esto no ocurre en el invernadero sino en el tránsito). Tras las quejas de los agricultores, los municipios asfaltaron incluso las principales pistas forestales.

En la fase actual, las arenas permeables que tras la lluvia recargaban el acuífero, ahora  están cubiertas de plástico y su permeabilidad reducida por la mezcla con limos. Las precipitaciones generan arroyos y una erosión (antes inexistente)  provoca daños en infraestructuras como pasos de agua en carreteras. El agua que debería recargar el acuífero de Doñana, acaba mayormente perdida en la marisma.


Zona de transición del monte público municipal Ordenados de Moguer con los cultivos de fresón más intensivos e impactantes: hidropónico en bandejas elevadas bajo invernadero y dentro de un cerramiento metálico. El carril lleva al Arroyo de la Dehesa del Estero, zona ZEC “Dehesa del Estero y Montes de Moguer”, cuyas aguas vierten al paraje natural Estero de Domingo Rubio



El carril atraviesa el arroyo por un puente de nueva construcción que  colapsó poco después de ser construido. Puede observarse el uso de escolleras de protección, algo absurdo dos décadas antes pues en estos suelos arenosos el  flujo del agua apenas era perceptible. 

El carril de las anteriores imágenes hubo de cortarse al tráfico por un socavón tan profundo que podía tragarse por entero a un ciclista. Es fácil entender porqué se produjo el descalce del puente doscientos metros más abajo.



4.- Llega el POTAD: Plan de Ordenación del Territorio del Ámbito de Doñana

El POTAD llegó finalmente en el 2004, siendo su incumplimiento un delito. Poco tiempo después la WWF denunciará su incumplimiento además de constatar que los pozos no se cerraban.

En los últimos 20 años, con cambios de gobierno en una y otra administración,  el proceso se ha estabilizado en el espacio de Doñana y la presión  transformadora se ha dirigido hacía municipios limítrofes como Trigueros, Beas o Niebla; sin embargo, permanece irresoluble la problemática de la sobreexplotación del acuífero.

Un salvoconducto alegal

Cuando se tolera un acto ilegal3, como fue la ocupación del monte público y la extracción sin concesión de agua del acuífero, repitiéndose una y otra vez hasta convertirse en  procedimiento habitual; para luego otorgarse  derechos: reconocimiento de ocupación de la parcela de canon, ayudas directas e infraestructuras derivadas de fondos europeos. Se ha creado un salvoconducto “alegal” que es una forma de esquivar el derecho.

Es esta la causa que los regantes, que llevan décadas extrayendo del acuífero sin mayores problemas, no se vean como infractores y exijan el agua prometida por unas y otras administraciones competentes que se sacuden el problema. Unos dando derechos a los regantes pero no la concesión del agua por no tener la competencia; los otros que niegan el agua pero no cierran los pozos ilegales y dan como solución el agua superficial de una cuenca que  tiene excedentes y no es de su competencia.

El impacto social de una falta de planificación

Grandes cambios sociales y económicos suelen derivar de decisiones políticas, así  sucederá en el municipio de Palos de la Frontera  cuando el gobierno implantó el Polo Químico.  Las grandes transformaciones producidas origen de los actuales cultivos de “berries” no derivan del impulso activo de las administraciones pero sí cuentan con la indulgencia de la autoridad, al tratarse de acciones generadoras de beneficio económico en el territorio. Ha sido espectacular el salto cualitativo desde aquellos primeros cultivos de fresas tradicionales hasta una tecnificación industrial del fresón que requiere de grandes plantas de clasificación y embalaje y de una cadena de frio que pasa por una bien coordinada distribución en camiones frigoríficos que abastecen a toda Europa.

Al comienzo, en Palos de la Frontera, los agricultores tenían fincas pequeñas y les bastaba con algo de mano obra local y la de algunas familias de jornaleros, de comarcas cercanas de Sevilla y Cádiz, que los agricultores alojaban en viviendas del pueblo. Como la campaña se acomodaba al curso escolar, los niños de estos temporeros podían  estar en el colegio público o en la guardería municipal, mientras los padres trabajaban en el campo. Por tanto, los nuevos cultivos cumplían con una función social importante a la par de crear riqueza en la comarca, como era aliviar el elevado paro de pueblos de jornaleros como Villamartín o Puerto Serrano.

El incremento de la riqueza no tiene porqué traducirse totalmente en un beneficio social. Los cambios que hicieron del cultivo una industria, comenzaron precisamente con una abrupta ruptura de la buena vecindad. Creo que sería el año 1989 cuando los jornaleros atentos a la alta rentabilidad del cultivo exigieron mejoras salariares y plantearon una huelga. La tensión creció hasta producirse algún incidente violento y la campaña acabó en discordia. Al inicio de la campaña siguiente, al no tener garantizada la mano de obra, el colectivo de productores llevó sus lamentos a los medios de comunicación pidiendo la ayuda de las administraciones. El conflicto laboral vendrá a coincidir con un disparo de la demanda de jornaleros al comenzar la gran transformación productiva derivada de la entrada de inversores atraídos por un negocio muy rentable; ahora serán grandes fincas que requieren ya de decenas de temporeros que recogen el fresón cada día en el momento álgido de los precios, sin importar que llueva o sea festivo. No fue casualidad que aparecieran, como respuesta al calificado como “el efecto llamada”, muchos inmigrantes norteafricanos en una autentica avalancha humana que cruzará el estrecho  con o sin papeles, creándose un grave problema por la falta de alojamiento; también en esto hubo una falta de planificación que perdura hasta día de hoy. Mientras miles de varones emigrantes se ven obligados a improvisar asentamientos de chabolas en el monte, los grandes propietarios exigen traer mano de obra femenina del extranjero, primero de Polonia, más tarde rumanas, ahora marroquíes. Incluso cuando la pandemia nos impedía el tránsito interprovincial no dejaron de llegar las trabajadoras de Marruecos con el beneplácito de todas las autoridades. ¿Me pregunto si se le hubiese consentido a cualquier empresario de otro sector contratar discriminando por sexo y nacionalidad de un país extracomunitario  y en plena pandemia?

Se dice que se prefieren estas mujeres porque tienen su familia esperando su vuelta, siendo más sumisas que los hombres. Si esta fuese la causa, la de una mano de obra menos reivindicativa, podría interpretarse el porqué parece haberse expulsado a la mano de obra del oeste de Andalucía que ostenta el poco honorable puesto de estar a la cabeza del paro en Europa.

Quizá el apoyo público a esta contratación en origen con retorno asegurado, tenga otro trasfondo social relacionado con el creciente número de nuevos residentes emigrantes. Sería está la verdad incómoda de los que teniendo voz pública se muestran tan sensibles con el emigrante como ciegos ante unos asentamientos y guetos que parecen permanentes, puesto que se crearon hace ya más de dos décadas.

Tengo claro que la globalización es un fenómeno aprovechado por el gran capital para igualar a los trabajadores por abajo. Lo más común es que el capital occidental use  mano de obra oriental; pero se mueve el capital, no la mano de obra. Aún así se enorgullecen las administraciones públicas y el sector de la creación de peonadas con la  contratación en origen de estas mujeres. Cuando no deja de ser a beneficio de los intereses de los empresarios, no hay detrás ninguna motivación social, prueba de ello son los asentamientos y la generación de guetos.


Incendio en un asentamiento  de inmigrantes africanos en Palos de la Frontera. Desde hace tres décadas, son miles los hombres que trabajan en la campaña que no disponen de lugar digno para vivir y frecuentemente sus asentamientos salen ardiendo con gran virulencia pues los materiales usados son altamente inflamables como palets y plástico.

Esta mano de obra temporera también tiene su impacto ambiental al ser un incremento poblacional inasumible. Para dar alojamiento a miles de temporeros, nuevamente sin planificación, se construyeron barracones en las fincas, sobre el área de recarga del acuífero de Doñana, por lo que cabría esperar deficiencias en el saneamiento y contaminación. No obstante, actualmente el municipio de Palos de la Frontera no depura las aguas residuales.

Desde cualquier punto de vista resulta intolerable la presencia de los asentamientos de emigrantes, que no solo están en estos municipios  de Doñana, también en otras zonas de Huelva y el Levante. Son el resultado de la desidia de las administraciones y esto se traduce en un potencialmente foco de criminalidad, ahora ciertas noticias en prensa aseguran que se usan para encubrir el tráfico criminal de personas.

https://www.huelvainformacion.es/huelva/Fiscalia-corrupcion-funcionarios-Medio-Ambiente_0_438856469.html

https://andaluciainformacion.es/barbate/1287951/la-ue-pone-el-foco-en-la-situacion-de-los-asentamientos-vinculados-a-la-fresa-de-huelva/

Esta creación de riqueza no ha dependido de una planificación que es una exigencia en las sociedades avanzadas que se esfuerzan en el bien común, son importantes las formas en que se produce el desarrollo económico dentro de un estado democrático, social y de derecho: tan dañino es el deterioro ambiental como el de nuestras administraciones públicas, ambos deterioros van parejos y son reflejo de una política consentida por una cultura  poco exigente y con insuficiente autocrítica para mejorar.

 

Notas:

Arroyo Madre del Avitor en el año 1994, aun se conservaba el brezal atlántico
1. Parece que en la provincia la pionera fue la Finca de las Madres, junto  la laguna protegida, en donde hubo una explotación de turba, estrechamente relacionada con el acuífero junto a otras lagunas menores origen de la etimología del municipio de Palos de la Frontera (del latín palus, laguna). Fue hábitat de la colonia nidificadora de espátulas que actualmente se encuentra en Marismas del Odiel.  Se originó al final de la último periodo glacial cuando un cordón de dunas elevo el relieve cerrando el drenaje natural del acuífero (complejo endorréico del Abalario). Parte del espacio es el Arroyo Madre del Avitor, que albergaba cuando fue protegido una flora singular relacionado con los brezales atlánticos de Galicia o sur de las Islas Británicas (Erica ciliaris, Ulex minor, Genista anglica, Osmunda regalis…) despareciendo recientemente debido a las transformaciones.

2. El fenómeno del  cultivo de berries o frutos rojos merece ser estudiado dentro del marco de la economía global. Probablemente sea señalado dentro de unos años como uno de los extremos a los que se llegó, en flagrante contradicción con el desarrollo sostenible más elemental. Independientemente de la problemática creada con la ubicación de los cultivos, mermando la masa forestal de Doñana, el área de campeo del felino más amenazado del mundo, el lince ibérico. Desde el punto de vista social y económico estamos ante una producción agrícola de primor y capricho, en tanto que no viene a cubrir necesidades alimenticias sino que ha venido a crear un mercado que antes no existía (fresas fuera de temporada, por ejemplo) para la que no hay mano de obra local (cada campaña es necesario traer a los temporeros de África o incluso de América) produciendo un efecto llamada con complejos y muy graves problemas asociados, como los asentamientos en el monte de los emigrantes debido a la carencia de alojamiento, que anualmente salen ardiendo.  Desde el punto de vista ambiental se trata de un cultivo que está en el extremo superior de la intensificación -o industrialización- agrícola: se aísla del entorno hasta despreciar el suelo (cultivo hidropónico) y requerir de polinizadores externos (abejorros de granja); requiere de los más elevados insumos de agua y de materias no renovables contaminantes como derivados del petróleo; y requiere de un gran consumo energético, ya que requiere de un transporte frigorífico para llevar rápidamente a este perecedero fruto a miles de kilómetros de distancia y abastecer a las clases medias y altas que puedan permitirse este lujo.

3. La ocupación del monte sin autorización y la extracción del agua sin concesión son infracciones administrativas. Pero en este asunto se conculcan ciertos principios básicos de la Constitución como el principio de legalidad del art.9; o el tan traído últimamente  art. 14 relativo a la “igualdad “ de trato por parte de las administraciones, o lo que es lo mismo “ante la aplicación de la Ley” que según sentencia del Tribunal Constitucional (STC, Recs. 63/1984 y 64/1984, de 21 de mayo) confiere a todos los españoles el derecho a no soportar un perjuicio o una falta de beneficio, desigual o injustificada. En este sentido, aclararía que la “actuación de las administraciones públicas” ha de entenderse igualmente la que hace de oficio como la que omite, como es el caso. El beneficiado es el que parte de una infracción, mientras que el resto de los ciudadanos  que respetan las normas salen doblemente perjudicados: Por no acceder en igualdad de condiciones al reparto de las tierras y agua; y por el perjuicio ambiental que han supuesto las pérdidas en monte público y espacios naturales.

Aún podría añadirse un perjuicio público por la pérdida patrimonial del monte público (todos declarados de utilidad pública desde muy antiguo) y los elevados costes a remolque de los acontecimientos en infraestructuras pagadas con fondos públicos: canalizaciones, bombeos, balsas, asfaltado de carreteras... y tal vez en un futuro desaladoras. Todas conducentes a hacer sostenible un regadío que nunca fue sostenible.

 


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