Dejando de lado la inoperancia política en la prevención así como una logística del desastre al nivel del tercer mundo, nos centraremos en las causas que son las mismas que desde que hace siglos son conocidas, pero agravadas por una planificación territorial incompetente, cuando no criminal.
Dice el refrán que los pueblos
que olvidan su historia vuelven a cometer los mismos errores. Se podría añadir
que la estupidez y la negligencia consiguen que las consecuencias de un nuevo
tropiezo sea más devastadora.
Las riadas son habituales en esta zona del mediterráneo, las citas
históricas lo confirman, la geografía física lo demuestra. Y las antes llamadas gotas frías o DANAS son fenómenos recurrentes cada otoño.
La última gran riada en la zona fue la llamada “pantanada de Tous” con unas lluvias acumuladas notablemente más copiosas (más de 1000 mm) que conllevó la rotura de una presa(1). Sin embargo, en comparación, el número de fallecidos se redujo a 8.
Si aquel desastre ocurrió en 1982, hace 42 años, con menos medios y conocimiento que en el presente, solamente cabe deducir que se han hecho muy mal las cosas en cuanto a prevenir estos riesgos hidrológicos. Adelanto, por lo que vengo escuchando en los principales medios, seguiremos sin aprender.
Las riadas e inundaciones producidas son la consecuencia de una serie de factores hidrológicos, la precipitación es solamente una de ellas. Por tanto, los periodistas que dicen que ha sido algo imprevisible, o que señalan al cambio climático como la causa de las riadas en Valencia, no parecen tanto señalar la verdad de las causas como realizar una justificación ideológica de sus patrones políticos. Tanto ellos como los políticos parecen empeñados en desviar la atención de la verdadera causa; esto me parece en el fondo lo más grave, pues si se enfoca el problema nuevamente mal, seguiremos cometiendo los mismos errores y habrá otros desastres tal vez peores, pues todo indica que desde hace unas tres décadas las actuaciones en el territorio son las responsables finales del evento actual.
En otras entradas he tratado el problema hidrológico en la vertiente mediterránea de la Península Ibérica. Solamente recordar algunas pinceladas. Este es un asunto histórico de gran relevancia pues hay registros de episodios de riadas e inundaciones en la ciudad de Málaga o Valencia desde la edad media(2). La magnitud del problema hará que se realicen importantes esfuerzos ya desde la segunda mitad del siglo XIX por parte del Estado a través del ministerio de Fomento y que se centre en ellos las labores de las primeras promociones de los cuerpos de ingenieros de montes y de caminos. De ahí surge una figura singular como es la demarcación hidrográfica de las cuencas, que tiene como cometido principal la gestión del agua y de los fenómenos derivados (escorrentías) bajo un tratamiento científico, por eso se hace por cuencas y no por territorios administrativos.
Desde un primer momento los medios de comunicación trataron la catástrofe como consecuencia de un fenómeno meteorológico, esto no es del todo cierto. El factor climático es condición necesaria pero no suficiente para justificar el daño causado. Para entenderlo hagamos una comparación con otros lugares en los que las precipitaciones son mayores. ¿Cómo es posible que lloviendo aquí tan poco y allí tanto, el agua haga más daño aquí? La palabra que lo resume todo es torrenciabilidad. La Europa central y atlántica no están libres de las riadas, cada cierto tiempo se anegan las tierras bajas por debordamiento de los grandes ríos, se trata de una subida del caudal de forma progresiva y el resultado es la anegación de un territorio. Pero no vemos imágenes de olas turbulentas que lo arrastran todo como un tsunami.
Para el que piense que el relieve es importante. Suiza es un país muy montañoso, pero veremos los piedemontes suaves incluso cuando la pendiente sea elevada, los cauces están bien definidos sin las profundas cárcavas y barrancos de nuestro seco litoral mediterráneo. Esta fisiografía tiene poco que ver con la orogenia, es la increíble energía de la erosión del agua.
En el litoral mediterráneo se produce una paradoja hidrológica. Dónde el clima es más seco, es donde la precipitación tiende a concentrarse más en forma de avenidas. Y esto unido a una nefasta planificación territorial conduce al desastre.
Las ramblas son los testigos de este fenómeno. Desgraciadamente, la desmemoria de unos (ya que las precipitaciones más intensas ocurren con una recurrencia de décadas), sumado a la ignorancia de los otros, conduce a que muchas personas no interpreten de manera correcta la geografía torrencial. De forma natural, el suelo está desprotegido de vegetación, por lo que la erosión es muy elevada. Los torrentes conforme incrementan su caudal son capaces de arrastrar elementos mayores y más pesados; el flujo formado por materiales de granulometría y peso más elevados conforme incrementa su energía colapsa al llegar a zonas llanas. Al cesar la energía potencial de la pendiente los materiales más pesados son depositados, esto hace que el cauce se eleve y se desborde típicamente en abanico (como el cono de deyección del torrente de Arás en que se ubicó el camping de Biescas). A partir de aquí las aguas pueden reconducirse por las ramblas en las que el fenómeno de deposición progresiva de materiales tiende a desbordarla, por eso en terrenos llanos sorprende la anchura de estos cauces secos y la presencia de cantos rodados de considerables dimensiones y peso que son testigos de la fuerza de empuje del fluido.
Este esquema natural, se completa en este lugar con la albufera de Valencia. No obstante, es la señal geográfica que nos muestra que estos acontecimientos son seculares, ya que el origen de la albufera está en la colmatación por deposición de materiales a una antigua bahía.
Los factores antrópicos
Ahora centrémonos en las causas no naturales. Debería ser innecesario justificarme para considerar absurdo contar en este caso con el efecto del cambio climático, pero como parece que algunos lo creen tendré que comentarlo. No entiendo de que tipo es la enajenación que les impide ver la realidad. ¿De dónde viene ese énfasis en un ente abstracto como el clima cuando es tan evidente que la actividad humana ha cambiado toda la faz de la Tierra? ¡Pues claro que también hemos cambiado el clima! ¿Acaso no lo seguimos haciendo cuando sembramos los montes con paneles solares y aerogeneradores que solamente da disfrute a la vista del urbanita que lo entiende como “energía verde”?
Pero el tratamiento científico y práctico de estos cambios ha de ser diferenciado. En nuestro caso las transformaciones del territorio son consecuencia directa de las políticas territoriales, no del cambio del clima. El cambio del clima es una consecuencia de fenómenos globales, entre los que se encuentra la quema de quema de combustibles fósiles y la consiguiente emisión de dióxido de carbono, a lo que toda España contribuye con solamente el 0.9% mundial. Entonces, todos estos que colocan este problema como una prioridad, parece que vivan en un mundo en el que no existe la mesura ni la prudencia. La realidad es que estas políticas contra el cambio climático son poco efectivas, invisibles a nuestra experiencia vital, pues son a muy largo plazo y no son ni inocuas ni gratis, las palabras no bastan (bla, bla, bla; que diría Thumberg). Por eso pienso que dedicar tantos esfuerzos en descarbonizar nuestra economía, que en suma es modificar radicalmente nuestra forma de vida, va a ser muy duro en lo económico; luego, restará medios para prepararnos para los desastres de la gran transformación ambiental incluidas las consecuencias del cambio climático. Realmente me parece una locura. Me recuerda la arrogancia de la White Star Line, compañía naviera del Titanic, se preocupó mucho en hacer que el barco fuera insumergible. Racionalmente parece encomiable, pero no cuando sabes que dejó en un segundo plano algo tan sencillo como que hubiese botes salvavidas para todo el pasaje.
No puede invertirse la prioridad, aseguremos que estamos preparados para el cambio climático y hagamos lo que podamos dentro del contexto mundial. No nos hostiguemos, el esfuerzo inútil conduce a la melancolía y es madre de hijos enfermos. Europa se está pasando de frenada en este aspecto justo en un momento delicado en cuanto a los equilibrios de poder y económicos del mundo. Europa va camino de la insignificancia en el contexto mundial de toma de decisiones y detrás vendrá un circulo perverso: pobreza-pérdida de bienestar-deterioro de las democracias-pérdida de derechos...
Perdonen esta ligera disgresión, pero tiene mucha relación con la política ambiental ahora centrada totalmente en las etéreas ciencias sociales dejando de lado las ciencias naturales. O lo que es lo mismo, la política ambiental ya no se hace bajo las bases naturales por las qué vivimos, sino de lo qué sentimos. Lo cual es bastante sorprendente, pues nuestra sociedad es la más materialista que nunca hubo, y las bellas palabras e ideas de la poesía o la filosofía nos van a alimentar, curar, ni salvarnos de los efectos de las riadas.
Lo primero es preguntarse por qué hay decenas de miles de personas viviendo en zonas inundables. La respuesta es dura: por negligencia de las Demarcaciones Hidrográficas y de las administraciones públicas territoriales.
La mayoría de la población afectada se encuentra en zonas residenciales que no existían hace más de 30 años. ¿Desde que se olvidó la pantanada? Por tanto la planificación territorial es la primera responsable del desastre, por tres décadas. Esto supone que han sido responsables políticos de todos los partidos. Ahora imaginen en estos años a un alcalde o a un consejero de la Xunta, advirtiendo a sus vecinos de que sus viviendas, algunas recién compradas, otras muchas hipotecadas, están en una zona con grave peligro. Los vecinos podrían entonces reclamar ante la justicia, por sentirse engañados por la propia administración que está obligada a velar por su seguridad.
¿Entienden por qué los medios principales que reciben importantes subvenciones públicas y tienen infiltrados a periodistas politizados (no me refiero a la ideología, eso da igual) señalan tanto al clima, como si la causa de los daños fuera que llovió mucho(3) y no que había miles de personas expuestas pero ignorantes de su situación? No sé si esto tendrá algún recorrido legal para saber si hubo ocultamiento o no, pero lo que es incontestable es que se sabía y no se tomaron medidas, por décadas, gobernando la derecha y la izquierda.
Aún queda por explicar una nueva derivada, que tiene que ver con la política ambiental. Esta maneja modelos del daño torrencial, siendo la más básica la predicción de la erosión potencial(4), que no es suficiente para determinar los daños, aún habría que tener en cuenta otras circunstancias relacionadas con el flujo torrencial. Precisamente los cambios en los usos del suelo, como la misma urbanización, es causa de que se produzca para un mismo aguacero un incremento notable de los flujos en los cauces además de la temida concentración rápida del agua.
Pero veamos que ocurre en el recorrido del agua. En primer lugar la avenida se encuentran con obstáculos artificiales que son los pasos de agua de las infraestucturas (camino, carreteras vías de tren, principalmente). Aunque estos pasos se diseñaron generalmente para un periodo de retorno de 500 años, son insuficientes cuando una parte de los arrastres son materiales flotantes que forman tapones de la misma forma que el castor, pero de forma instantánea. Al no estar limpio el cauce, las aguas torrenciales pronto se cargan de materiales livianos, básicamente cañas que crecen en los márgenes y que a pesar de tener tamaños de más de 3 m de alto apenas tienen agarre en las arenas pues se anclan en un estrecho rizoma. Curiosamente dicen que no se cortan estas cañas por motivos ecológicos, cuando son invasoras no autóctonas (Arundo donax) y cortarlas no la hace daño alguno, pues su ciclo acaba en otoño, rebrotando de los rizomas enterrados.
En las imágenes de videos de la primera ola de la riada, verán como el frente va arrastrando este material flotante que se encaja en los pasos de agua. Cuando la presión hidrostática elevada por la presencia de material sólido en suspensión pesado (tierra) rompe uno de estos embalses se produce un efecto ola con efectos parecidos a un tsunami.
Conclusión, lo que deberíamos aprender.
Dado que estos fenómenos meteorológicos tipo DANA son recurrentes en la zona en esta época del año. Y son conocidas sus consecuencias históricas, de riadas e inundaciones. Hay una planificación y una organización bien establecida para prevenir y luego actuar en estos casos, distinto es que haya quedado en el papel. Por tanto, los que hablan de algo que no era previsible, o que justifican que no se supo cómo actuar; o son completamente ignorantes y deberían obtenerse de hacer valoraciones o mienten con interés de reducir las responsabilidades de las administraciones y de los cargos políticos.
Faltó la parte práctica del plan (lo que es aún peor) para la toma de decisiones inmediatas desde el momento en que existe el riesgo de precipitaciones intensas. Pues todo indica que el único plan de emergencia que se activó fue el de la presa La Forera que afectaba al río Magro. Pero no al Barranco del Poyo.
Entre decisiones que debieron de tomar las autoridades antes del desastre en la zona expuesta a las inundaciones se encuentra cerrar los centros de trabajo, comerciales o de ocio, evacuando a los que pudieran estar en zonas de mayor riesgo, comunicando a la población que tomaran medidas de seguridad como subirse a los pisos más altos o a los tejados como se ordenó cuando la pantanada de 1982, movilizar al ejercito(5), etc. Si esto no se puso en práctica, no puede ser por mera desidia de todas las administraciones, solamente por el mismo motivo criminal y cobarde por el que no se hacen sobre la población simulacros para que interioricen el riesgo con el que conviven y sepan actuar correctamente pudiendo así salvar sus vidas. Reflexionen un momento ¿recuerdan a los principales periodistas insultando a los alarmistas? Fue cuando solo habría una o dos victimas... del COVID. Esto muestra como nuevamente no aprendemos.
Por último, tampoco se han realizado las medidas para reducir el efecto de las riadas por motivos políticos: tanto económicos como supuestamente ecologistas. Habría que limpiar los cauces, impedir la ocupación y volver a realizar las obras de laminación de avenidas que ahora se denigraran como el resto de las actuaciones de corrección hidrológica de las que España es un país con mucha experiencia. Tengo la impresión que al mando de las administraciones hay ignorantes que creen que ser europeos es tomar las mismas decisiones sobre un territorio de geografía muy distinta. No podemos retroceder a un estado natural idealizado que no puede existir, es el mismo erróneo planteamiento que está produciendo incendios catastróficos al abandonarse los usos tradicionales del monte. El planteamiento falsamente ecológico de dejar libres las aguas de ataduras como presas o impedir la limpieza de las riberas ya de por sí muy alteradas en toda la cuenca, es contrario a nuestra larga experiencia de conocimiento hidrológico en la cuenca mediterránea del cuadrante sureste6.
No hay una verdadera política hidrológica cuando falta planificación acorde a los ritmos de la naturaleza o a los largos plazos necesarios para la realización de obras hidrológicas. Toda la planificación es papel sobre papel, su práctica a lo sumo se asume a los cortos plazos en los que se mueve la política. Por eso, se da la paradoja que sea precisamente ahora cuando estamos más expuestos a los daños; absurdo, después de algo más de un siglo de política hidrológica con grandes éxitos como evitar las inundaciones de grandes ciudades asoladas periódicamente como Málaga o Valencia.
No se reconocerán los errores y volveremos a cometerlos.
Referencias a otras entradas,de hidrología:
LOS ORÍGENES DE LA POLÍTICA HIDROLÓGICA
RESEÑAS SOBRE LA PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA
(1) En esta ocasión se aprendió de la necesidad de un aliviadero de “labio fijo” para que el desagüe no dependa únicamente de la apertura de unas válvulas de fondo. A partir de este momento, se obligó a que todas las presas tengan este aliviadero.
(2) Hay registros históricos de todas las riadas periódicas que desde la alta edad media afectaron a los cascos urbanos de Málaga y Valencia. En la primera ciudad, se logró eliminar el problema con grandes actuaciones de corrección hidrológica, repoblando los montes y creando el embalse del limonero en el río Guadalmedina.
En el caso de Valencia, después de las inundaciones de 1957 se realizó el nuevo cauce del Turia, que probablemente ha evitado ahora daños en la ciudad.
(3) No puede ser casual que todos los medios de comunicación principales repitieran desde el principio la alarma por lluvia y no por riada o inundación. Tanto es así que pusieron en boca de muchos afectados que tuvieron una alarma en su móvil de lluvia a la que no echaron cuenta puesto que en los alrededores de Valencia no llovía. Esto contrasta con el hecho que el origen de la alarma no fue por las aguas del barranco del Poyo, sino del Magro, debido al desagüe de la presa de la Forera. Por tanto el mensaje tenía que ver directamente con una riada, no con la lluvia.
Por eso, yo que resido en Huelva, me quedé perplejo cuando el miércoles dijeron que podía ocurrir lo mismo aquí. Es cierto que la ciudad de Huelva tiene problemas con algunas zonas bajas que son inundables, no obstante son terrenos de la marisma, pero nunca se han producido daños similares pues no se dan las circunstancias geográficas. Por tanto, daban muestras o de no entender nada o de mala fe en la información.
Igualmente se ha puesto un énfasis en el AEMET incomprensible, pues este organismo solamente puede hablarte de las previsiones de lluvias pero no es el competente para tomar las decisiones ni valorar los riesgos por las escorrentías, para esto están las Cuencas Hidrográficas. Por eso es absurdo que se asocie la alerta ciudadana a la AEMET, ya que la verdadera alerta no era por lluvia, sino por la avenida de agua que debía controlar el organismo de cuenca.
Me temo que los medios se preocupan más de crear el relato de uso político que contar con expertos independientes en hidrología superficial.
(4) Los modelos que se usan para predecir la erosión como el USLE (modelo universal de pérdida de suelo) cuya fórmula empírica es la siguiente:
A = R*K*L.S*C*P
Solamente R (factor de erosibilidad de la lluvia) es climático. K es un factor que depende del suelo, LS de la orografía, C de los cultivos y P de las medidas a tomar para reducir la erosión.
(6) Y estas actuaciones contrarias a la ciencia la defienden los mismos que llaman negacionistas a los críticos con el cambio climático. Alegando a los científicos. Entonces ¿De qué ciencia están hablando?
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