En una ocasión un agente de medio
ambiente me habló de que había unos robles en un lugar llamado Pallares entre
las localidades de Beas y Valverde del Camino, árboles que habrían sido
plantados hace más de 50 años, gozaban de excelente salud y se multiplicaban
por la zona mientras que el alcornocal original sucumbía por la seca. No le di demasiada importancia, pensé que tal
vez se refería a algunas de las pocas localizaciones que en la zona quedan
de Quercus faginea o más raramente Q. canariensis. Otro día andando por la zona,
me dio detalles de las hojas del árbol y aumento mi interés, pareciendo que se
refería al roble melojo (Q. pyrenaica) muy desubicado por ser especie de
montaña en el sur.
Cual sería mi sorpresa al
llegar al lugar y ver que eran unos
magníficos ejemplares de roble carballo o Q. robur.
El largo pedúnculo de la bellota, descriptivo de la especie. |
Otro ejemplar de porte recto. |
Pallares es un paraje dentro del
término de Beas a poca altitud, a tan solo unos 30 km de la costa, justo al
norte de la ciudad de Huelva. Esta zona tiene suelos arenosos, similares a los
del entorno de Doñana, con higromorfía superficial en donde viven los
alcornoques a pesar de la escasa precipitación y una flora similar a la costera
(Stauracanthus genistoides, Cistus libanotis, Halimium halimifolium, Erica
scoparia, etc.). La humedad del suelo hace prosperar a los robles, de los que
originalmente sobrevivieron 2 ejemplares de los que se sembraron y ahora,
además se han multiplicado de forma natural habiendo ejemplares jóvenes de
distintas edades.
Alcornocal en Pallares, cubierto de helechos. |
Según me dijeron posteriormente,
todos los árboles jóvenes se ha generado desde los dos árboles padres
provenientes de bellotas traídas de su
tierra por un señor cántabro o asturiano
hace medio siglo.