España
es un país seco en el que los pilares de su economía, que son el turismo y la agricultura, dependen
del agua. Pero, más allá de la economía, la calidad del agua resulta ya uno de
los elementos indispensables para la salud y señal diferenciadora del nivel de
vida de los pueblos.
Para
el ciudadano, detrás de la planificación hidrológica hay campos de golf,
urbanizaciones, regadíos, riberas, campos, montes y montañas. Leyendo la prensa
parece que en este orden de importancia; un orden muy discutible.
Paradójicamente,
mientras que la planificación hidrológica tiene una larga historia en este país
ligada a nuestros espacios forestales, todavía hay quien cree que el agua
literalmente nos cae del cielo. Sin más, eso parece; pero no es el caso del
agua del grifo. Debe recordarse que el agua
solo alcanza la mayor calidad en
las fuentes de las montañas, su origen está por tanto ligado a cuencas forestales en donde es filtrada por
el suelo, recargando acuíferos que alimenta luego pozos y fuentes que avenan
las riberas y llegan a los pantanos. Si en ese proceso falla la recepción, el
agua escurre torrencialmente arrastrando el suelo y la riadas de lodo producen graves daños también en las
infraestructuras hidráulicas. Sin embargo, salvo excepciones de tipo geológico
especiales, solo la actividad humana hará que el agua de cualquier fuente no
tenga la calidad de la que podemos comprar embotellada. Desgraciadamente, la
actividades humanas están degradando las cuencas y haciendo que a estas lleguen
cada vez más los agroquímicos, el ganado y
los vertidos urbanos e industriales. Siendo peligroso para la salud
beberla sin la depuración y potabilización. Aún después de este proceso, pueden
quedar residuos que no deberían estar presentes en el medio natural.
Por
tanto, en el ciclo hidrológico no podemos actuar para que llueva más (al menos
mucho más); pero si para que el agua sea provechosa y de calidad. Esto depende
del estado de la cuenca vertiente, fundamentalmente allí donde se recogen las
mayoría de las precipitaciones que son
terrenos de alta montaña. La buena noticia es que seguimos manteniendo en buen
estado estas montañas, la mala es que no es suficiente, cada vez más somos conscientes
que dependemos de las cuencas y acuíferos menores que no mantienen bosques en
tan buenas condiciones, por la urbanización y principalmente por la agricultura
y ganadería. En estas zonas el agua puede degradarse si no hay una
planificación que cuente no solo con la cantidad sino con la calidad de la
cuenca vertiente.
Dado
que este país vive con la amenaza de la sequía en la mayor parte de su
territorio, en un futuro cercano, con un cambio climático no favorable al
respecto, el agua será uno de los bienes
más apreciados. Por ello, aunque podamos permitirnos derrochar el agua de hoy;
nunca debemos comprometer el agua del
mañana. El cambio de uso de los terrenos forestales para la implantación de
cultivos, la nivelación del territorio con destrucción del suelo natural, el
encauzamiento de arroyos y cauces mayores y, en definitiva, la pérdida de la
cubierta forestal, supondrá una disminución de la calidad del agua y una
pérdida de la recarga de los acuíferos junto a la disminución de la vida
efectiva de los embalses por la colmatación producida por los arrastres.
Con
la intensificación de la agricultura se produce ya, además, la contaminación de
estas aguas. Entonces, el agua será más cara depurarla y aún pagando más
impuestos, quizá solamente el gasto del agua embotellada asegure la salubridad del agua. ¿Es justo este futuro para nuestros hijos?
Para
mostrarles un solo ejemplo les diré que actualmente se realizan plantaciones de
almendros en regadío en terrenos pedregosos expuestos a la erosión. A la casi
nula cubierta que proporciona este
arbolado al suelo, se suma que no hay cubierta herbácea porque son tratados con
herbicidas.
El camino separa un pinar de un cultivo de almendro, es el principio del invierno y comienza a verse pasto en el pinar, El suelo del cultivo de almendro está desnudo.
Y
todo ello ocurre justamente ahora porque el mercado es favorable, cuando no
hace muchos años recuerdo como se arrancaban los árboles por su escasa
rentabilidad.
No hay comentarios:
Publicar un comentario