sábado, 6 de mayo de 2017

RESEÑAS SOBRE LA PLANIFICACIÓN HIDROLÓGICA

España es un país seco en el que los pilares de su economía,  que son el turismo y la agricultura, dependen del agua. Pero, más allá de la economía, la calidad del agua resulta ya uno de los elementos indispensables para la salud y señal diferenciadora del nivel de vida  de los pueblos.

Para el ciudadano, detrás de la planificación hidrológica hay campos de golf, urbanizaciones, regadíos, riberas, campos, montes y montañas. Leyendo la prensa parece que en este orden de importancia; un orden muy discutible.


Paradójicamente, mientras que la planificación hidrológica tiene una larga historia en este país ligada a nuestros espacios forestales, todavía hay quien cree que el agua literalmente nos cae del cielo. Sin más, eso parece; pero no es el caso del agua del grifo. Debe recordarse que el agua  solo alcanza la mayor calidad  en las fuentes de las montañas, su origen está por tanto ligado a  cuencas forestales en donde es filtrada por el suelo, recargando acuíferos que alimenta luego pozos y fuentes que avenan las riberas y llegan a los pantanos. Si en ese proceso falla la recepción, el agua escurre torrencialmente arrastrando el suelo y la riadas de lodo  producen graves daños también en las infraestructuras hidráulicas. Sin embargo, salvo excepciones de tipo geológico especiales, solo la actividad humana hará que el agua de cualquier fuente no tenga la calidad de la que podemos comprar embotellada. Desgraciadamente, la actividades humanas están degradando las cuencas y haciendo que a estas lleguen cada vez más los agroquímicos, el ganado y   los vertidos urbanos e industriales. Siendo peligroso para la salud beberla sin la depuración y potabilización. Aún después de este proceso, pueden quedar residuos que no deberían estar presentes en el medio natural.

Por tanto, en el ciclo hidrológico no podemos actuar para que llueva más (al menos mucho más); pero si para que el agua sea provechosa y de calidad. Esto depende del estado de la cuenca vertiente, fundamentalmente allí donde se recogen las mayoría de las precipitaciones  que son terrenos de alta montaña. La buena noticia es que seguimos manteniendo en buen estado estas montañas, la mala es que no es suficiente, cada vez más somos conscientes que dependemos de las cuencas y acuíferos menores que no mantienen bosques en tan buenas condiciones, por la urbanización y principalmente por la agricultura y ganadería. En estas zonas el agua puede degradarse si no hay una planificación que cuente no solo con la cantidad sino con la calidad de la cuenca vertiente.
Dado que este país vive con la amenaza de la sequía en la mayor parte de su territorio, en un futuro cercano, con un cambio climático no favorable al respecto, el agua será uno de los  bienes más apreciados. Por ello, aunque podamos permitirnos derrochar el agua de hoy; nunca debemos  comprometer el agua del mañana. El cambio de uso de los terrenos forestales para la implantación de cultivos, la nivelación del territorio con destrucción del suelo natural, el encauzamiento de arroyos y cauces mayores y, en definitiva, la pérdida de la cubierta forestal, supondrá una disminución de la calidad del agua y una pérdida de la recarga de los acuíferos junto a la disminución de la vida efectiva de los embalses por la colmatación producida por los arrastres.
Con la intensificación de la agricultura se produce ya, además, la contaminación de estas aguas. Entonces, el agua será más cara depurarla y aún pagando más impuestos, quizá solamente el gasto del agua embotellada  asegure la salubridad del agua.  ¿Es justo este futuro para nuestros hijos?



Para mostrarles un solo ejemplo les diré que actualmente se realizan plantaciones de almendros en regadío en terrenos pedregosos expuestos a la erosión. A la casi nula  cubierta que proporciona este arbolado al suelo, se suma que no hay cubierta herbácea porque son tratados con herbicidas.

El camino separa un pinar de un cultivo de almendro, es el principio del invierno y comienza a verse pasto en el pinar,  El suelo del cultivo de almendro está desnudo.





Y todo ello ocurre justamente ahora porque el mercado es favorable, cuando no hace muchos años recuerdo como se arrancaban los árboles por su escasa rentabilidad.


 




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