domingo, 9 de julio de 2017

EL INCENDIO DE DOÑANA

Me parece conveniente aclarar ciertos aspectos  del incendio ocurrido estos días atrás en el espacio natural de Doñana.

En primer lugar el titulo de la entrada no es  muy correcto aunque mediaticamente es lo que más ha transcendido. El llamado Parque de Doñana o simplemente Doñana hace alusión al Parque Nacional que, por suerte, no se ha visto directamente afectado por las llamas. En realidad la superficie quemada se encuentra dentro del llamado “entorno de Doñana” y solo en parte dentro del Parque Natural antes conocido como preparque.


No es cierto tampoco que únicamente haya afectado al municipio de Moguer, origen del  foco que inicio el incendio, pues es su trayecto las llamas pasaron por montes del municipio de Lucena del Puerto y Almonte.

Es cierto que llegó a temerse por el Parque Nacional,  así hubo de desalojarse el Centro del Acebuche; pero las llamas quedaron a varios kilómetros.

Una información repetida en los medios que lleva a un malentendido es la relativa al camping quemado de Doñana.  Este camping se encuentra a más de 17 km de distancia de Matalascañas (y Doñana) en un paraje conocido como “Médano del Loro”. La confusión  se ha dado porque el nombre del camping es Doñána. Curiosamente el término municipal en el que se encuentra el camping es Lucena del Puerto, aunque en la misma playa una antigua torre vigía (Torre del Loro) es el punto de encuentro de 4 términos municipales (Palos de la Frontera, Moguer, Lucena del Puerto y Almonte) y del dominio público marítimo.


Sobre el origen y causa del incendio

Las primeras noticias hablaron de una incendio probablemente provocado con varios focos que se iniciaron simultáneamente en un paraje llamado Las Peñuelas.


La primera foto oficial (INFOCA) que se difundió del incendio fue la siguiente:


Esta imagen, que apareció entre otros medio en el periódico El País, muestra el incendio en su origen.

La analicé para localizar el lugar con Gooble Earth y me encontré que estaba orientada perfectamente hacia el norte geográfico.



Con ella tenemos mucha información acerca del origen del incendio y su propagación.

En primer lugar observamos como la zona en la que aparece el fuego  está alejada del espacio natural protegido y a tan solo 3 km de  núcleo urbano de Moguer. Podemos observar que se trata de una  franja de transición entre el monte público, los  invernaderos y canteras de áridos. Esta mezcla de usos es un foco de conflictividad, y por ello se han producido numeroso incendios en los últimos años, así como   transformaciones de los terrenos forestales. Ni que decir tiene que ninguno de estos incendios llegó a tener importancia, a lo sumo, se quemaron unas pocas hectáreas.




En un primer momento se pensó que el fuego podría haber sido intencionado, no obstante se habían visto varios focos simultáneamente. Este fenómeno se aprecia en la instantánea.

Después ha trascendido que el origen del incendio estaría en la planta de carbón vegetal  que se encuentra al norte del inicio del incendio y que los otros focos son saltos provocados por las pavesas.

 Este fenómeno puede resultar sorprendente, pues significa que las pavesas incandescentes recorrieron unos 300 m para prender fuego, todo ello en un paisaje prácticamente llano y con un arbolado que no suele pasar de los 10 m de alto.

La clave está en las inusuales condiciones climáticas reinantes durante esas horas, con fuertes  vientos  terrales  muy cálidos y secos.
Estas condiciones son frecuentes en otras zonas de España como Málaga, en donde la orografía propicia estos vientos que viniendo del norte  bajan  encajonados por los valles recalentándose por el llamado efecto Foehn y perdiendo humedad relativa.

Por tanto, la principal causa del desastre se encuentra en la conjunción de una serie de casualidades muy raras de darse conjuntamente. Desgraciadamente la dirección de los vientos dirigió el fuego hacía el sur en donde encontró la extensa masa de pinar con matorral altamente pirofítico. Si el viento hubiese soplado hacia el norte o oeste, las condiciones y el resultado hubiesen sido muy distintas. Más adelante se resumirán las claves del incendio.

Los saltos  impidieron controlar el incendio e hizo que en tan solo unas dos horas el fuego amenazara el núcleo urbano de Mazagón a 10 km del foco inicial.

Oficialmente el viento alcanzaba rachas de 60 km/ hora, pero he de aclarar que la velocidad del viento debió de incrementarse aún más, se habla de rachas de cerca de 100 km/hora en el frente, en este caso debido a la convección por la gran cantidad de calor generado por el fuego, un efecto parecido al  tiro de una chimenea.



Cuando el fuego alcanzó la costa, el frente cambio de dirección hacía el este, hacía Doñana. ¿Cúal fue la causa?

Toda la zona costera hacía Matalascañas es prácticamente llana, pero si observamos con detenimiento veremos que desde Mazagón  el litoral se eleva hasta alcanzar más de 100 m de altura en el Asperillo. Esta elevación solo se encuentra en el borde costero, es un frente dunar fósil.

El fuerte viento, primero terral y ya al caer la noche el provocado por  convección por el propio fuego,  se desvió hacia el  este al encontrarse esta elevación, de forma parecida a como ocurre cuando el viento se encuentra con una barrera montañosa y se dice que se encañona.

La urbanización que quedó más expuesta en Mazagón fueron las llamadas “Casas de Bonares”.  Se trata de una línea de casas junto a la playa que literalmente tenía colgado por encima al monte. Algunos videos tomados por los propios vecinos muestran como las pavesas incandescentes caían sobre el mar realizando  un vuelo de al menos 150 m.

 
Linea de costa a donde llegó el fuego junto a las "Casa de Bonares"

¿Podría haberse evitado este incendio?

 Seguramente en estos días se hablará mucho de  si se podría haber evitado este incendio y sus consecuencias. Desde mi punto de vista personal,  no.

Es primer lugar, si se demostrara que el origen del fuego se debió a la planta de carboneo cercana al primer foco del incendio  deberíamos entender que no es este origen el que determina el posterior alcance del desastre. Bien podría haber ocurrido con cualquier foco que se hubiese generado, fortuito o por negligencia en la zona cuando se daban las condiciones tan especiales con las que se generó el desastre.

De hecho, el inicio del foco se encuentra rodeado de actividad agrícola, junto a una carretera  y a tan solo 3 km de una torreta de vigilancia. La casualidad quiso que el fuego se dirigiera precisamente hacía la casa forestal de Las Peñuelas, el principal punto de vigilancia en el monte de Moguer. Por tanto, el inicio del incendio fue detectado casi inmediatamente.

Carretera de Las Peñuelas, cerca del punto de origen del incendio.


En cuanto a la extensión. Tampoco creo que otro modelo de vegetación natural hubiese tenido un resultado final muy distinto.  Los pinares costeros  han tenido recientes claras, consideradas abusivas por los vecinos que han dejado bastante espaciado al arbolado.



  En esta imagen se observa la densidad relativamente  baja del arbolado  y la amplia faja cortafuego de la carretera Mazagón-Matalascañas. Aunque el espaciamiento de los árboles hubiese sido mucho mayor no se hubiera evitado la continuidad del fuego.




En esta imagen vemos el amplio médano del Asperillo en la conocida como “Cuesta Maneli” un acceso muy popular. La escasa cubierta no ha salvado a estas zonas dunares, siendo el principal valor ecológico y  ambiental dañado.





LAS CLAVES DEL INCENDIO

1.- CONDICIONES CLIMÁTICAS EXCEPCIONALES.

2.- POSICIÓN GEOGRÁFICA DEL ORIGEN

3.- MOMENTO DE GENERARSE EL FUEGO.

2.- VEGETACIÓN NATURAL MUY PIRÓFITA.






En conclusión, la claves para entender el incendio es la confluencia de unas condiciones climáticas excepcionales  con vientos secos secos en dirección sur que facilitó la expansión del fuego a la gran masa de pinar del monte público Ordenados de Moguer.  Por tanto, la posición geográfica del inicio del fuego facilitó la expansión hacía el sur.

En la primera imagen de GoogleEarth se puede apreciar como el fuego y los dos focos secundarios están alineados en dirección sur-sureste con la dirección del viento (ver la columna de humo), lo que evidencia que los focos secundarios son saltos del foco principal.

El momento en que se generó el incendio es otro de los factores desgraciados, pues al coincidir con  la cercanía del ocaso, no pudieron actuar en esta fase inicial los medios aéreos de extinción. Sería así que el fuego pudo alcanzar grandes dimensiones en poco tiempo, generando de noche, cuando ya el viento terral había cesado, suficiente energía de convección para  mantener un  importante flujo de aire en dirección paralela al mar por la elevación del Asperillo (franja dunar elevada).

Probablemente el punto más controvertido estará en valorar el modelo del combustible. Sin embargo, me parece erróneo considerar que es el estado del pinar el que ha resultado decisivo para la expansión tan rápida del fuego, me parece que fundamentalmente ha sido el matorral el que ha propiciado la dimensión final del incendio.

Justifico esta opinión en que la cubierta de pinar era relativamente baja en algunas zonas que se han quemado igualmente y la de matorral bastante alta.  Ha de tenerse en cuenta que el matorral formado por  jaguarzo (Halimium halimifolium) y aulagas (Ulex australis) y   genistas (Stauracanthus genistoides) es altamente inflamable.

¿Qué hubiese ocurrido si no hubiese apenas cubierta de pinar? La cubierta era lo suficientemente baja para permitir el desarrollo del matorral y con menos densidad el resultado hubiese sido el mismo.


¿Podría haberse modificado la inflamabilidad del matorral? La respuesta a esta pregunta es compleja. En primer lugar,  el monte blanco dominante es altamente pirófito  y se ve favorecido por la falta de cubierta arbórea (no soporta la sombra del arbolado). Por tanto, eliminar el arbolado no soluciona el problema.  Sin embargo, la vegetación bajo el pinar se corresponde con etapas iniciales de la progresión de este ecosistema psamófilo. En las dunas  fósiles o médanos aparecen etapas de mayor desarrollo del ecosistema con sabinas, enebros y algunos ejemplares de matorral noble como lentisco o espino negro (Rhamnus lycioides).
El proceso para alcanzar este estado es lento.  Un monte preservado podría alcanzar después de muchas décadas este óptimo, en el que la sabina sería el árbol dominante. Sin embargo, sería imposible evitar que el fuego no apareciese durante el proceso.




La sabina (Juniperus phoenicea var oophora)  apenas arde, pero tampoco puede rebrotar si se quema.  El monte en todo este proceso estaría cubierto de este matorral heliofilo y pirofito salvo que se eliminara y esto  no es viable por dos motivos. El primero por su coste, y el segundo porque este matorral es lo que mantiene vivo el ecosistema. Si se eliminara, no habría conejos, o camaleones, por ejemplo, pues carecerían de lugares para cobijo.

No obstante, el método de control del matorral resulta decisivo sobre el ecosistema y también sobre el comportamiento del fuego  y su recuperación posterior, su  resiliencia  y resistencia al fuego; de esto  sin duda, las autoridades discutirán en los próximos días.

Solo espero que no se precipiten ni den prioridad a las medidas efectistas sin importar hacerlo bien.

En próximas entradas explicaré mi particular punto de vista, ya adelanto que en el caso de la gestión forestal orientada a la conservación, un factor fundamental es el tiempo.
El tiempo debe jugar a favor de la conservación, esto se contrapone con el trabajo humano y las decisiones de las autoridades en las que el tiempo es un factor en contra.

Fuentes consultadas: REDIAM (Junta de Andalucía) y Estación Biológica de Doñana.


http://last-ebd.blogspot.com.es/2017/06/actualizacion-area-quemada-y-severidad.html

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